Durante la década de 1990, Milkaut vivió su época dorada. Nacida como una cooperativa de productores tamberos en la comuna de Frank, Santa Fe, la empresa se transformó en un símbolo de progreso y orgullo regional. Con nuevas plantas industriales en Córdoba, San Luis, Catamarca e incluso Brasil, la compañía llegó a ubicarse en el tercer puesto del ranking lácteo argentino, solo detrás de La Serenísima (Mastellone) y Sancor.
Sin embargo, aquel auge también fue el inicio de su caída. En 1995, la cooperativa Asociación Unión de Tamberos (AUT) creó Milkaut S.A., abriéndose al capital privado para acceder a créditos internacionales. Con un préstamo de 25 millones de dólares del Banco Mundial, la firma emprendió un agresivo plan de expansión: compró competidores, inauguró plantas y apostó fuerte por la exportación, especialmente al mercado brasileño.
Todo parecía indicar que Milkaut se convertiría en el nuevo gigante nacional, hasta que en 1999 el llamado efecto caipirinha —la devaluación del real brasileño— desplomó sus ventas externas. Las deudas en dólares se volvieron impagables y, en medio de la crisis argentina de 2001, el sueño cooperativo se derrumbó. La fallida fusión con Sancor, que buscaba crear una “superláctea” nacional, fue el golpe final.
Durante la siguiente década, la compañía cambió varias veces de manos. Fondos de inversión latinoamericanos, grupos chilenos y, finalmente, en 2011, la multinacional Savencia (entonces Bongrain) tomó el control total. La empresa francesa absorbió la deuda, pagó una compensación mínima a la cooperativa y prometió invertir para recuperar competitividad.
Hoy, a 100 años de la fundación de la cooperativa original, Milkaut sigue siendo un nombre respetado en la góndola argentina, aunque ya no pertenece a sus fundadores. Bajo Savencia, la marca se reposicionó en el mercado con productos como Santa Rosa, Adler y la reciente adquisición de Milolay en 2023, que la devolvió al tercer puesto del ranking nacional.
La historia de Milkaut refleja el recorrido de muchas cooperativas argentinas: del esfuerzo colectivo y la expansión industrial a la pérdida de control frente a las lógicas del capital global. Una empresa que casi domina el mercado… y que terminó siendo dominada por él.
Redacción: Diario Inclusión.










