Corría el año 2010 cuando Lucas y Andrés, dos jóvenes de 24 años con ganas de emprender, decidieron abrir un pequeño local de sandwiches de miga en la avenida Corrientes. Sin experiencia en gastronomía, apostaron por un negocio al paso con productos de calidad y una atención cuidada.
El éxito fue inmediato, pero no tardaron en aparecer los desafíos: una inundación que casi los deja sin nada, denuncias vecinales, burocracia, e incluso una clausura inesperada que los mantuvo siete días con las persianas bajas.
“Si no abríamos en 15 días, quebrábamos”, recuerda Andrés. Sin embargo, el espíritu emprendedor pudo más que la adversidad. En poco tiempo lograron recuperarse, incorporar tecnología, sistemas de gestión y personal, dando los primeros pasos hacia una estructura más sólida.
Del local barrial a la industria alimenticia
El crecimiento de Tronchetto fue sostenido. Pasaron de producir sandwiches y medialunas a desarrollar una línea de panificados para hoteles, bares y restaurantes. En pocos años, vendían mil docenas de medialunas diarias a cadenas como Xenaton y Buquebus.
El salto definitivo llegó cuando detectaron una nueva oportunidad: la venta de viandas para obras y empresas. Lo que comenzó como una estrategia para compensar las pérdidas por una obra vecina ruidosa, se transformó en el motor de expansión del grupo. Así nació Social Lunch, su unidad de almuerzos corporativos, y más tarde Su Chef, dedicada a productos quinta gama para el sector gastronómico profesional.
Superar la pandemia y consolidarse
La pandemia de 2020 representó otro momento crítico. “Hubo días en los que quedaban centavos en la cuenta”, recuerdan los fundadores. Pero lejos de rendirse, apostaron por la innovación y la eficiencia, transformando su modelo de negocio y adaptándose a las nuevas demandas del mercado.
Hoy, Grupo Tronchetto es una industria alimenticia líder, con más de 240 empleados, dos unidades de negocio consolidadas y una producción de 15.000 viandas diarias.
El secreto del éxito
Lucas y Andrés aseguran que su crecimiento se basó en tres pilares: calidad, trabajo en equipo y visión a largo plazo. “Al principio la cabeza la tenés puesta en vender y sobrevivir, pero después entendés que hay que profesionalizarse para crecer”, sostienen.
Su historia, marcada por la perseverancia y la capacidad de reinventarse, demuestra que los grandes proyectos pueden nacer de los desafíos más duros.
Redacción: Diario Inclusión.










