La historia de rivalidad entre las dos marcas de cerveza más emblemáticas del país volvió al centro de la escena durante el último Mundial, cuando por primera vez en más de dos décadas, Quilmes dejó de ser sponsor oficial de la Selección Argentina. En su lugar, Schneider tomó la posta, lo que desató una serie de campañas cruzadas con indirectas filosas entre ambas marcas.
El último spot mundialista de Quilmes, cargado de nostalgia y referencias futboleras, evitó toda mención directa a la Selección, debido a que ya no contaban con los derechos oficiales. Apenas un botín, una puntita de pie que evoca un gol de Messi a Nigeria, sirvió como guiño simbólico. La respuesta de Schneider no tardó en llegar: un spot irónico que festejaba que con nuevo sponsor, Argentina salió campeón.
Pero esta tensión no es nueva. Se remonta a 1931, cuando el maestro cervecero Otto Schneider, indignado por la compra de la Cervecería Santa Fe por parte de Quilmes —a quien calificó como “conglomerado trustificador”—, decidió fundar su propia compañía. Así nació la Cervecería Schneider, con una convicción: si Quilmes ganaba en volumen, él ganaría en calidad.
La disputa se hizo sentir en los comercios y bares, y se profundizó con el tiempo. Otto incluso innovó con el “Recreo Schneider”, un patio cervecero al lado de la fábrica que servía cerveza directamente desde planta, anticipando una tendencia que décadas después se haría común.
El golpe final llegó en los 90, cuando el grupo chileno CSU adquirió Schneider, la posicionó como su marca insignia y en 2019 firmó con la AFA para ser sponsor oficial. Desde entonces, la rivalidad tomó un nuevo cariz: del campo industrial al terreno publicitario, con el fútbol como escenario de disputa simbólica.
El legado de Otto Schneider también vive en el famoso vaso “liso”, emblema de los bebedores santafesinos y declarado patrimonio cultural. Aunque no fue su inventor, Otto lo popularizó por su capacidad para preservar mejor el sabor de la cerveza.
Con más de 80 litros per cápita anuales, Santa Fe es la provincia que más cerveza consume del país. Y en ese escenario, la pelea entre Quilmes y Schneider está lejos de apagarse. Más que una guerra de spots, se trata de una historia de orgullo, identidad y una disputa que comenzó hace casi un siglo… y sigue bien fría.
Redacción: Diario Inclusión.